Este artículo será 100% en español como un incentivo a mis hijos para continuar leyendo y escribiendo en el idioma con el cual crecí, me educaron y creo que será importante en su desarrollo futuro.

Una vez más tuvimos la oportunidad de compartir este verano con grandes amigos. De esos que duran toda la vida, que por lejos que estén o por poco que veamos, siempre disfrutamos. Esa amistad que es más sólida cada día y que se empieza a extender más allá de nosotros mismos, a nuestros hijos y a nuestras familias.
En esta ocasión, nuestras organizadoras oficiales coordinaron un excelente viaje por el Caribe. Un crucero a bordo de “Royal Caribbean – Freedom of the Seas“, desde cabinas relativamente contiguas hasta cena diaria para 21 (o 22? nunca supe) con nuestro mesero de cabecera, Don Putra.
Fue un viaje sin contratiempos, donde cada uno disfrutó de cada momento de excesos en el bar, el casino, los parques acuáticos, los restaurantes y de gente concentrada en espacios reducidos.
Cada lugar que visitamos fue una experiencia de vida, compartida con amigos y creando memorias para nosotros y los pequeños. Esos mismos que no descansan ni un minuto, que se levantan a las siete porque hay que desayunar antes de desembarcar en el siguiente puerto y se duermen a las once o doce de la noche porque es el momento cuando todos estamos juntos, conociéndonos más y disfrutando.

En lo personal, disfruté mucho compartir estos momentos con mis amigos y ver como Regina empieza a vencer sus miedos, no hace mucho era inimaginable que se subiera a un tobogán de adultos y este verano se lanzó del Daredevils’ Peak en Cococay.
Javier ya está pensando en los retos del próximo viaje, juegos extremos en DisneyWorld? toboganes más altos y rápidos que en Cococay?
En 2022 fuimos a Puerto Vallarta, en 2023 al Caribe, a dónde iremos en 2024?

